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La bahía de Sant Antoni echa el cierre a la temporada turística más breve de su historia

By 5 septiembre 2020 agosto 15th, 2022 No Comments

La playa de S’Arenal, esta semana, ha quedado prácticamente vacía

La temporada de 2020 está llegando a su fin y de momento ya ha quedado para la historia como la más breve y ruinosa, a falta de saber qué ocurrirá el verano que viene. Después de arrancar en el mes de julio con tres meses de retraso, a causa de la pandemia de Covid-19 que aún afecta al mundo, se diluye cuando apenas se han cumplido dos meses de actividad. Tras las medidas de confinamiento y las pruebas obligatorias de detección del virus que han impuestos a sus ciudadanos naciones como Gran Bretaña, Alemania, Bélgica o Países Bajos, cuando regresan a su país, las reservas de los hoteles que se atrevieron a abrir han sufrido una oleada de cancelaciones.

En este instante en que han finalizado los dos meses centrales del verano, hemos acudido a hablar con algunos de los pocos negocios que aún siguen abiertos, con el objetivo de que nos revelen sus impresiones sobre la temporada. La mayoría está a punto de tirar la toalla y muchos coinciden en señalar que apenas han logrado facturar un 30 o un 40% que en el mismo periodo del año pasado. Las playas, hoy por hoy, exhiben un panorama desolador para la industria turística, con orillas desiertas (media docena de bañistas a lo sumo) y las terrazas de los chiringuitos vacías.

Playa de S’Estanyol, el pasado miércoles

Uno de los establecimientos que aún trabaja es Can Toni Café, en la esquina de la calle Cala de Bou con la carretera que da acceso a la playa de S’Estanyol, en la parte posterior del hotel Tagomago. En el momento de realizar la entrevista, este miércoles a mediodía, hay solo un par de mesas ocupadas. “La situación está realmente mal y nos estamos planteando cerrar la semana que viene. Tenemos abierto el local situado junto a la piscina de hotel y, por primera vez, planeamos dejarlo abierto en invierno para la gente de la zona. Probablemente cerraremos un mes para descansar y luego reabriremos de nuevo”, apunta Rosa Olivé, empleada de este local. El Tagomago es uno de los muchos hoteles cuyas habitaciones no han permanecido operativas en toda la temporada.

Por su parte, Salvador Rendón, del restaurante Sa Flama, en la misma orilla de S’Estanyol, añade que tampoco sabe cuando van a cerrar, pero puede que lo hagan este domingo o como mucho el día 15. “Abrimos el 4 de julio y ha habido días en que se ha trabajado bien. Sin embargo, ahora solo estamos operativos por la noche porque las playas están completamente vacías por el día. Por la tarde viene público local y eso nos permitiría seguir. Sin embargo, la reducción del aforo del restaurante al 50% (impuesta por el Govern balear para combatir el Covid-19) nos deja tan solo un cupo de 30 personas y eso significa la ruina”, apostilla.

Al final de la playa de S’Estanyol, frente al Hotel San Remo, aguarda el puesto de Ibiza Watersports, una concesionaria de servicios de ocio náutico que ofrece la posibilidad aprender esquí acuático y montar en banana, sofá y tornado. También está abocada al cierre. Bajo la carpa en la que anuncian sus servicios aguardan ociosos dos de sus empleados, Lorenzo y Juan, que experimentan un nuevo día sin clientes. “Comenzamos a trabajar muy tarde, el 25 de julio, cuando normalmente abrimos en abril, y esta misma semana nos iremos a casa. De momento nos mantenemos aquí porque el Hotel San Remo sigue operativo y le damos servicio. Pero el lunes, día 7, concluye su temporada y nosotros vamos detrás”, apunta Lorenzo. Juan, por su parte, añade que “este verano hemos trabajado un 30 o un 35% en relación a un agosto normal. A ello hay que sumar las dificultades que nos encontramos para realizar nuestras actividades frente a la playa, debido a los chárter pirata que fondean ilegalmente frente a S’Estanyol. Todo el tiempo cargan y descargan en los muelles y solo nos queda trasladarnos fuera de la bahía para trabajar tranquilos y sin peligro para nuestros clientes. Su presencia y actividad nos obliga a estar con mil ojos”, asegura.

S’Arenal, a primeros de septiembre, nunca había estado tan vacía

La playa de S’Arenal también parece ser el escenario de una película de ciencia ficción, con solo dos parejas de bañistas y el socorrista a lo largo de toda su extensa orilla. Tras la tormenta mañanera, el sol ha vuelto a brillar y el agua luce cristalina, como hacía años que no se veía. La mayor parte de los bares aledaños al paseo marítimo, sin embargo, ya se encuentran clausurados con vallas. José Antonio Martín, de los Apartamentos Ses Savines, explica que su establecimiento abrió el 1 de julio y que la temporada no ha sido mala del todo, hasta ahora cuando todo este entorno se encuentra desierto. “En mi vida, y llevo aquí trabajando desde 1992, había visto la playa así de vacía en el arranque de un mes de septiembre. Este año, a falta de ingleses, hemos trabajado mucho con holandeses y belgas, pero desde que sus gobiernos les han impuesto cuarentenas, vamos mal. Las anulaciones son constantes y no sabemos qué haremos en el futuro inmediato”, apunta este trabajador. Su misma empresa posee el Hotel Arenal, que también ha abierto, y el Hotel Ses Savines, que ha permanecido cerrado toda la temporada.

De camino a la playa de Es Pouet, impresiona contemplar las inmediaciones de Sa Punta des Molí sin un solo turista paseando y también sorprenden los ruidos que proceden de la azotea del Hotel Hawai, también fuera de servicio. Son los mismos que se producen en las semanas previas a una apertura y tras las clausuras, cuando únicamente queda operativo el equipo de mantenimiento.

La playa de Es Pouet

José Carrasco, empleado del chiringuito Es Puetó, explica que este establecimiento fue uno de los primeros de la zona en arrancar la temporada: “Abrimos el 20 de mayo y hemos trabajado bien porque viene mucho público local. Pero el Hotel Bellamar ya ha cerrado, el Osiris lo hace este domingo… Solemos dar servicio hasta finales de octubre, pero ahora mismo hay muy poca gente y no sabemos qué va a ocurrir”. A la hora del almuerzo, solo hay tres o cuatro mesas ocupadas, cuando este establecimiento, en condiciones normales, es un hervidero humano.

Uno de los chiringuitos que han abierto esta temporada aguarda en la costa de Cala de Bou y se llama The Beach, junto al hotel Els Pins. Este último sigue en funcionamiento pero basta con ver la tremenda soledad que registra su piscina más próxima al mar para deducir sus niveles de ocupación. A través de sus balcones, asimismo, solo se avista a una pareja. El encargado de The Beach, Javier Manzano, afronta un día en el que de momento no ha atendido una sola mesa. “Estamos trabajando solamente un cocinero y yo, hemos mantenido escrupulosamente las distancias de seguridad y nuestra intención es intentar atraer a gente de la isla y de la bahía durante el invierno. Pensábamos que la temporada iba a ser un poco mejor y ahora nos estamos quedando sin hoteles. El Axel cierra ya y Els Pins parece ser que el 15 de septiembre, aunque a partir del domingo ya no coge reservas. Lo que tenemos por delante es totalmente incierto”, apostilla.

Hotel Els Pins

Toni Costa, del chiringuito Freedom, en la playa de Es Pinet, explica que como mucho seguirán 15 días más, a pesar de que es uno de los restaurantes donde se ven más mesas ocupadas. “Abrimos el 4 de julio y hemos trabajado un 40% en relación al mismo periodo del año pasado. Solo hemos estado operativos la mitad de la plantilla y han venido clientes de todas las nacionalidades, pero en menor cantidad. Además, la reducción de mesas un 50% y el tema de que los clientes ni pueden fumar ni siquiera en los alrededores nos ha perjudicado mucho. Esta temporada ha sido un caos”, apostilla.

La bahía de Portmany, en definitiva, echa el cierre y los pocos locales y alojamientos que siguen abiertos suponen la excepción que confirma la regla. Ya puede considerarse oficial: la temporada 2020 ha terminado.