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El impacto de las desaladoras en la posidonia: aspectos de mejora en la planta de Sant Antoni

By 12 mayo 2023 No Comments

Recientemente, la Universidad Jaume I ha publicado un estudio que analiza el daño ecológico de la salmuera que vierten al mar las plantas desaladoras y analiza el caso concreto de una desaladora en Ibiza, donde se ha constatado un retroceso de la posidonia, que constituye un hábitat prioritario y protegido esencial para nuestra supervivencia.

Dicho informe lo ha dirigido un profesor de esta universidad castellonense, el Dr. Esteban Morelle Hungría, que pertenece al Centro de Investigación de Derecho Penal, Criminología e Inteligencia. Morelle se dedica a analizar el impacto de los vertidos de salmuera de las plantas desalinizadoras sobre los ecosistemas marinos, desde la perspectiva de la denominada “criminología verde”. Esta nueva visión permite considerar como daños ambientales los impactos permitidos o autorizados de estas plantas.

Morelle también publicó el año pasado un artículo titulado “La acidificación del Mediterráneo y sus efectos sobre la Posidonia oceánica: una aproximación al daño ecológico desde los límites planetarios”, donde ya alertaba de este fenómeno. En él concluía que la Posidonia oceánica desempeña un papel esencial para mitigar el incremento de ciertos gases potenciadores del calentamiento global, muy especialmente el dióxido de carbono, ya que sus praderas ejercen de pulmones azules.

La posidonia, asegura Morelle, está considerada como un sumidero de dióxido de carbono, pero existen diversas amenazas que ponen en peligro esta función y una de ellas ha pasado inadvertida: los cambios en la composición química del agua de mares y océanos como consecuencia de la acidificación. Dicho fenómeno, por supuesto, también está vinculado a la acción de las desaladoras, que vierten al mar la salmuera que producen durante el proceso de potabilización.

En este sentido, desde Salvem Sa Badia reconocemos la importancia trascendental de las plantas desaladoras, ya que sin ellas no habría agua potable para todos los residentes y turistas que conviven en nuestro territorio. Sin embargo, sus efectos nocivos nos obligan a plantearnos una serie de interrogantes relacionados con la planta de Sant Antoni, situada a continuación de Cala Gració, en la zona conocida como ses Vidasses.

En primer lugar, cabe recordar que en la isla de Ibiza existen tres plantas IDAM (Instalación Desaladora de Agua de Mar), estando las otras dos situadas en Eivissa capital y en Santa Eulària. Juntas tienen una capacidad de producción diaria de 44.500 m³ de agua desalada y Sant Antoni es la de mayor potencial productivo, con 17.000 metros cúbicos diarios. Hoy por hoy, el 45% del agua consumida en la isla de Ibiza procede de estas tres plantas desaladoras, según estimaciones de la Agencia Balear del Agua (Abaqua), empresa del Govern balear que gestiona dichas infraestructuras.

Varios miembros de Salvem sa Badia, con el apoyo de buceadores voluntarios, han podido determinar que toda la zona situada al sur del punto de vertido de salmuera de la desaladora hoy solo puede definirse como un desierto submarino  en expansión, tal y como muestra la siguiente imagen, tomada el pasado verano.

La plataforma científica Observadores del Mar explica que los bosques de algas y las praderas de posidonia constituyen unos ecosistemas fundamentales que proporcionan refugio y alimento a muchas especies marinas. Diversos factores como la sobrepesca, las especies invasoras y el cambio climático contribuyen a su desaparición. En su lugar quedan los desiertos submarinos o blanquiazules, zonas de roca expuesta con una escasa producción y biodiversidad. Es justo lo que se aprecia en el páramo submarino de la fotografía, situado justo donde se vierte la salmuera de la desaladora.

A corta distancia, un poco más hacia Cala Gració, muy cerca de los varaderos de ses Eufabies, los buceadores voluntarios de Salvem sa Badia han detectado, por el contrario, un ecosistema con especies muy valiosas y en peligro de extinción, como el coral Cladacora Caespitosa e incluso cuatro ejemplares de nacra (Pinna rudis), que prácticamente se ha extinguido en toda la zona, además de una densa pradera de posidonia donde están situadas estas especies.

Cladacora caespitosa

A diferencia de la otra nacra (Pinna nobilis), esta especie no se ha visto afectada por el evento de mortalidad masiva del Mediterráneo iniciado en 2016-2017. Sin embargo, su población se encuentra afectada por factores antropogénicos como la alteración de su hábitat y la pesca y caza furtivas, encontrándose protegida a nivel nacional e internacional.

Esta rica biodiversidad se encuentra en peligro por la acción de la salmuera de la desaladora y la consecuente expansión del desierto submarino, que puede acabar devorando todas estas especies.

Pinna Rudis

Por tanto, tenemos por un lado un desierto submarino donde se vierte la salmuera procedente de la planta desaladora y por otro un rico patrimonio en biodiversidad, que está en peligro de desaparecer. Por eso, desde Salvem sa Badia nos preguntamos si Abaqua y los responsables del Govern balear están haciendo todo lo necesario para proteger la riqueza ecológica de este tramo de la bahía o, por el contrario, se está realizando una política de coste mínimo, a costa de dañar un entorno tan valioso.

Este mapa indica el punto de vertido de la salmuera, el desierto submarino, las zonas de posidonia, las especies protegidas más valiosas y también la ubicación de la futura rampa de varado que planea construir el Ayuntamiento de Sant Antoni:

Tipos de vertido de la salmuera

Por las informaciones de que disponemos, la salmuera de la desaladora se vierte en un punto específico situado al este de la planta desaladora y el gasoducto, situados en ses Vidasses, prácticamente en superficie. Con este sistema, se nos ha comentado que la sal golpea las rocas, ayudando a la dilución. Sin embargo, lo más probable es que la mayor parte de esta concentración salina se hunda y acabe en el fondo, impactando en toda la zona. Este primer tipo de dilución se denomina vertido directo superficial y es el más económico, pero también el que puede tener un mayor impacto, según explica la Asociación Española de Desalación y Reutilización (AEDyR) en este artículo.

Una segunda fórmula es la instalación de un emisario submarino, que puede quedar enterrado o lastrado sobre el lecho marino. En este tipo de descarga se puede emplear el chorro único o un tramo difusor de múltiples boquillas, que optimiza la dilución. Es el sistema más costoso, pero reduce significativamente el impacto ambiental. Hay que tener en cuenta que los ecosistemas marinos más valiosos están situados entre la superficie del mar y los treinta metros, así que un emisario que se alejara suficientemente de la costa y descendiera hasta profundidades mayores evitaría los daños que actualmente se están generando.

Existe también la denominada dilución previa, que consiste en retener la salmuera en un depósito o balsa donde se diluye con agua de mar. De esta forma, la concentración salina es inferior y se produce un menor impacto en el medio receptor. Requiere un sistema de bombeo para el agua de mar hasta donde vaya a realizarse la dilución, por lo que aumenta el consumo energético de la planta.

Una cuarta opción consiste en verter el agua de la salmuera mezclada con otra de diferente origen, reduciendo la concentración de sal, aunque es un sistema que se utiliza cuando hay centrales térmicas en el entorno u otro tipo de instalaciones que requieren evacuar importantes cantidades de agua.

Reaprovechamiento de la salmuera

Una de las últimas tendencias que podría aplicarse en la desaladora de Sant Antoni consiste en la recuperación de minerales de alto valor que se encuentran en la salmuera. Se trata de un ámbito de investigación cada vez más relevante en la industria de la desalación a nivel mundial, denominado minería de la salmuera, que permite obtener elementos como cloruro sódico, cloruro potásico, magnesio, calcio, bromo, estroncio, bario, cesio, rubidio, germanio, fósforo, molibdeno, cesio, galio, vanadio, boro, escandio y litio.

Se trata, sin embargo, de un proceso aún en fase de desarrollo que requiere de procesos como evaporación con precipitación secuencial, precipitación secuencial selectiva, cristalización por destilación de membrana, adsorción/desorción, cristalización por destilación de membrana y separaciones basadas en membranas: electrodiálisis, ósmosis inversa, nanofiltración, ósmosis directa, ósmosis inversa asistida osmóticamente y concentración de salmuera de membrana. Esta apuesta, según los expertos, se traduciría en una reducción muy significativa del concentrado que acaba en el mar, pero requiere importantes inversiones.

Rampa de varada de ses Vidasses

El verano pasado el Ayuntamiento de Sant Antoni aprobó en pleno la construcción de una rampa de varada, para que los vecinos que trasladan sus embarcaciones en remolques puedan llevarlas y extraerlas del mar. La zona, además, dispone de un amplio descampado donde podrían estacionarse vehículos y remolques, sin necesidad de trasladarlos a otro lugar tras la operación.

Sin embargo, desde Salvem sa Badia hemos visto que en otros lugares donde se instalan este tipo de rampas se acaban colocando, de forma automática, boyas y sistemas de fondeo que acaban dañando la vegetación submarina y afectando a los ecosistemas. Desde Salvem sa Badia consideramos que este tipo de rampas de varada deberían de instalarse en la zona portuaria, incluso en mayor número, donde no generen daños en el medio ambiente y el uso esté limitado a una cantidad específica de usuarios al día. De manera previa a su instalación, además, se tendría que realizar un plan de protección y restauración del impacto ambiental.

Cabe recordar que el verano pasado se creó una estación de seguimiento de posidonia en esta zona próxima a Cala Gració, justo unos 50 metros delante de donde se proyecta instalar la rampa de varada, con un objetivo similar a la que también se inició en Cala Bassa. El servicio de protección de especies eligió también esta ubicación de la zona de ses Vidasses para recoger datos útiles para investigar la evolución de las especies de la zona, aunque se necesitarán unos años para sacar conclusiones.

Nos surgen, en definitiva, muchas dudas en torno a la gestión de la salmuera relacionada con la planta desaladora y consideramos que puede haber importantes aspectos de mejora, que deberían informarse, debatirse y afrontarse, con el objetivo de minimizar los daños en la biodiversidad que, desde Salvem sa Badia de Portmany, ya se han podido constatar.